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SALUD

¿COMO PODEMOS SABER SI ALGUIEN ES EMOCIONALMENTE INMADURO?

Son personas con baja tolerancia al dolor, no lo soportan. Tienen muy poca tolerancia a la frustración, les horroriza que las cosas no sean como ellos quieren que sean. Ellos tienen una ilusión de permanencia, piensan que hay cosas que pueden durar para siempre, y una gran vulnerabilidad hacia el placer que hace que no tengan auto control.

 

¿LA CRISIS NOS SERVIRÁ PARA QUE NOS DEMOS CUENTA DE LA ENERGÍA QUE ESTAMOS PERDIENDO CON COSAS SUPERFLUAS?

 

Las crisis ayudan a eso, sin lugar a duda. Las crisis muestran lo superfluo, lo inútil y las necesidades que te habías creado y de las cuales puedes prescindir.

 

Aprender a prescindir de algo o de alguien (que no es absoluto) es muy importante; cuando lo haces, estás con un pie en la liberación.

 

La crisis puede ser un gran terapeuta sin anestesia para los desapegos. Una crisis implica un cambio de valores y hace que las personas aprendan a desprenderse de muchas cosas por las malas.

 

Sin anestesia. ¿Desapegarse de algo o de alguien es asumir que el dolor será inevitable? La respuesta es SI. Una persona cambiará un sufrimiento inútil por un sufrimiento útil, que es el del duelo y la pérdida asumida y conciente.

 

Me gusta este ejemplo del adolescente maduro:

 

Un adolescente que había decidido “desprenderse amando”, le envió una carta a su novia contándole la noticia, la cual ella devolvió en una pequeña bolsa de basura vuelta añicos. Cito a continuación un trozo de la misma:

 

“… Si estás a mi lado, me encanta, lo disfruto, me alegra, me exalta el espíritu; pero si no estás, aunque lo resienta y me hagas falta, sé que puedo seguir adelante. Igual puedo disfrutar de una mañana de sol, mi plato preferido sigue siendo apetecible (aunque como menos), no dejo de estudiar, mi vocación sigue en pie y mis amigos me siguen atrayendo. Es verdad que algo me falta, que hay algo de intranquilidad en mí, que te extraño, pero sigo, sigo y sigo. Me entristece, pero no me deprimo. Puedo continuar haciéndome cargo de mí mismo, pese a tu ausencia. Te amo, sabes que no te miento, pero esto no implica que no sea capaz de sobrevivir sin ti. He aprendido que el desapego es independencia y ésa es mi propuesta… No más actitudes posesivas y dominantes… Sin faltar a nuestros principios, amémonos en libertad y sin miedo a ser lo que somos”.

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