
vISITANTE N°
La verdad hace libre
SALUD

1- DROGANDO A LOS NIÑOS: LA PSIQUIATRÍA DESTRUYENDO VIDAS
Los artículos de los periódicos a menudo pregonan las “maravillas” de las investigaciones psicofarmacéuticas actuales para el tratamiento de los “problemas” y “discapacidades” emocionales y de aprendizaje que tienen los niños.
Parecen razonables. Parecen convincentes; la ciencia conquista de nuevo nuestro universo material para el beneficio de la Humanidad. ¿Sería posible que alguien objetara la posibilidad de hacer que quienes tienen problemas tuvieran una vida normal?
Los padres de Daniel sí. Y también los de Cory. Podrían discutir con vehemencia y pasión. Y con aproximadamente 20 millones de niños de escuelas alrededor del mundo son etiquetados con un trastorno mental que requiere que sean químicamente controlados por medio de potentes drogas psiquiátricas que alteran la mente; estos padres están muy lejos de estar solos.
¿Quiénes son Daniel y Cory y por qué sus padres objetan? Son niños que no sólo son incapaces de llevar una vida normal debido a las llamadas drogas “milagrosas”, si no que trágicamente ya no están entre nosotros, debido a esas drogas.
Te invito a que analices el ejemplo anterior más de cerca, desde el punto de vista de los niños, porque la realidad y las etiquetas, podrían no reflejar lo mismo cuando se trata de las “drogas psiquiátricas del momento”.
Reflexionemos en algunas palabras y cómo las usan. Por ejemplo, “normal”; probablemente tú tienes tu propia idea de lo que es un tipo de vida normal. ¿Implica el consumo de drogas psiquiátricas mortales que alteran la mente y son adictivas? ¿Implica depender por completo de tales drogas para permanecer normal?
¿Qué hay de la palabra “medicamentos”? ¿Tranquiliza tu mente al presentarte imágenes de un benigno jarabe para la tos prescrito por un bondadoso doctor de familia? Nada puede estar más lejos de la verdad. Un medicamento psiquiátrico es una droga adictiva muy poderosa.
Luego está la palabra “científico”, usada a menudo en la psiquiatría para añadir legitimidad a sus pronunciamientos. Según el World Book Dictionary, la palabra implica “sistemático, preciso, exacto”. Esas características no tienen nada que ver con la psiquiatría o su prima la psicología.
Otros ejemplos de palabras que sufren en sus manos son “valores”, “bien”, “mal”, “seguro”, e incluso “educación”.
Esta es la sutil propaganda del psiquiatra y el psicólogo en acción: dar nuevas definiciones a las palabras. De algún modo, estando en sus manos, las cosas simplemente parecen retorcerse y al final se hacen añicos.
El problema es que su propaganda a nivel mundial respecto al tema de los niños y la educación ha engañado totalmente a personas bien intencionadas: padres, maestros, y políticos por igual, diciendo que el comportamiento “normal” (ahí está la palabra de nuevo) de la infancia ya no es normal; que es una enfermedad mental. Y además que sólo administrando drogas de forma continua y rigurosa desde temprana edad, quizás podrá el niño “afligido” salir adelante en las peores circunstancias de la vida.
¿Quién hubiera pensado hace años que llegaríamos a esto? Sin embargo, estamos aquí, y la cruel realidad es que a causa de esto, vidas jóvenes y valiosas alrededor del mundo están en un grave peligro de ser permanentemente dañadas e incluso de que las perdamos.
Al contrario de la opinión psiquiátrica, los niños no son “animales para experimentos". Son seres humanos que tienen todo el derecho de esperar protección, cuidado, amor y la oportunidad para alcanzar su potencial máximo en la vida. Una oportunidad que se les niega con las camisas de fuerza y etiquetas psiquiátricas.
Estamos publicando este informe, “Drogando a los Niños; La Psiquiatría Destruyendo Vidas”, para denunciar las mentiras y la propaganda que se está llevando a cabo, para dar una perspectiva e información que no está disponible fácilmente a los padres y otras personas interesadas, y lo más importante, para ayudar a volver a introducir cordura y control al cuidado y a la educación de nuestros hijos.
Los niños son nuestro futuro.
Lo que está en juego no es otra cosa que nuestro propio futuro.
2- LA RUINA DE LA COMUNIDAD: EL “CUIDADO” COERCITIVO DE LA PSIQUIATRÍA
Con el rápido crecimiento de los programas gubernamentales de “Salud Mental Comunitaria” para individuos con trastornos mentales graves, que en la actualidad cuestan miles de millones de dólares, ¿qué tal avanza la salud mental en nuestras comunidades hoy en día?
La Comisión por la Nueva Libertad para la Salud Mental de los Estados Unidos presentó un informe en que declaraba: “En la actualidad están disponibles tratamientos efectivos y novedosos que son vitales para el cuidados de calidad y la recuperación de la mayoría de las enfermedades mentales más graves y los trastornos emocionales serios”.
Para quienes saben poco de psiquiatría y de Salud Mental Comunitaria, parece ser una gran noticia. Sin embargo, ¿qué son exactamente estos “tratamientos” tan importantes?
En su mayor parte implican la prescripción automática, individualizada, de medicamentos llamados neurolépticos (del griego que significa “apoderarse de los nervios” lo que refleja la forma en que los medicamentos actúan como una lobotomía química).
El coste de los neurolépticos para el tratamiento de supuestos pacientes esquizofrénicos en Estados Unidos está por encima de 10 millones de dólares (8.2 millones de euros) diarios. Por lo general, el tratamiento dura toda la vida.
Y también, ¿cuánto deberíamos pagar por cuidados modernos y de calidad para su recuperación, por la oportunidad de devolver a estas personas a una vida productiva?
Según varios experimentos no psiquiátricos e independientes de investigación, la respuesta a esa pregunta es “no mucho en absoluto”. El cuidado de calidad que produzca la recuperación y la reintegración puede ser muy económico, además de rápido, permanente y lo más significativo, libre de drogas.
En un estudio que duró ocho años, la Organización Mundial de la Salud encontró que pacientes con trastornos mentales graves de tres países con desventajas económicas y cuyos planes de tratamiento no incluían una dependencia marcada en las drogas (India, Nigeria y Colombia) estaban drásticamente mejor que sus equivalentes en los Estados Unidos y otros cuatro países desarrollados. Un estudio de seguimiento llegó a una conclusión semejante.
En los Estados Unidos durante la década de 1970, el experimento que llevó a cabo el difunto Dr. Loren Mosher en la Casa Soteria se basó en la idea de que la “esquizofrenia” se puede superar sin drogas. De hecho, les fue mejor a los pacientes de Soteria que no recibieron neurolépticos, en comparación con pacientes hospitalizados y tratados con drogas. Investigadores suizos, suecos y finlandeses han repetido y validado el experimento y hoy en día aún siguen usándolo.
En Italia, el Dr. Georgio Antonucci desmanteló algunas de las salas psiquiátricas más opresivas al tratar a los pacientes que tenían trastornos graves con compasión, respeto y sin drogas. En pocos meses, las salas más violentas eran las que estaban más en calma.
¿Qué significa todo esto?
Como cualquier científico físico que se respete a si mismo le diría, una teoría es buena sólo en la medida en que funcione. Sabe que cuando encuentra hechos que no se ajustan a la teoría, debe continuar investigando y modificar o desechar la teoría basándose en la evidencia real descubierta.
Por muchos años, la psiquiatría ha promocionado la teoría de que el único “tratamiento” para “enfermedades” mentales graves son las drogas neurolépticas. No obstante, esta idea es imperfecta. La verdad es que no sólo es innecesario (y costoso) drogar a pacientes con trastornos graves sino que también causa efectos secundarios que dañan el cerebro y la vida.
Este informe expone los errores en los argumentos psiquiátricos; sus fraudes, mentiras y otros engaños. Sabiendo esta información, es muy fácil entender por qué los psiquiatras atacarían cualquier alternativa y solución mejor a los problemas de trastornos mentales graves.
Ya que la verdad es que no estamos tratando con una falta de habilidad o método científico ni tan siquiera con una neurociencia Las declaraciones al parecer benignas, como “existe evidencia científica y clara de que las clases más nuevas de drogas pueden tratar mejor los síntomas de la esquizofrenia y la depresión, con muchos menos efectos secundarios”, no están respaldadas por evidencias y constituyen un fraude médico total.
El enfoque de la psiquiatría al tratamiento de los trastornos mentales graves; (basados en “evidencias científicas" y otros programas psiquiátricos que son la columna vertebral operacional de la salud mental de la comunidad), es mala ciencia y mala medicina pero un muy buen negocio para el psiquiatra.
La simple verdad es que existen alternativas funcionales para los tratamientos psiquiátricos que dañan la mente, el cerebro y el cuerpo. Como la psiquiatría en este momento está pidiendo una revisión obligatoria para buscar enfermedades mentales en adultos y niños de todas partes, instamos a todos los que tienen interés en preservar la salud mental, la salud física y la libertad de sus familias, comunidades y naciones, a leer esta publicación. Se debe hacer algo al respecto para establecer verdadera ayuda para los que la necesitan.
3- CREANDO RACISMO: LA TRAICIÓN DE LA PSIQUIATRÍA ¿Existe racismo en la actualidad?
En Estados Unidos, los niños afroamericanos e hispanos en distritos de escuelas predominantemente blancas son clasificados como “discapacitados para aprender" más frecuentemente que los blancos. Esto conduce a millones de niños de las minorías a hacerse adictos a los fármacos recetados que alteran la mente, algunos más poderosos que la cocaína, para “tratar" este “trastorno mental". Y, sin embargo, con enseñanza de lectura inicial, el número de estudiantes clasificados así puede ser reducido hasta un 70 %.
Los afroamericanos e hispanos también están significativamente más que representados en las prisiones de EE.UU.
En Gran Bretaña, los hombres negros tienen diez veces más probabilidad de ser diagnosticados como “esquizofrénicos" que los hombres blancos, y es más probable que se les prescriba y se les den las dosis más altas de poderosos fármacos psicotrópicos (alteradores de la mente). También tienen más probabilidad de recibir tratamiento de electrochoque (más de 400 voltios de electricidad enviados de forma abrasadora a través del cerebro, para controlar o alterar el comportamiento de la persona) y a ser sometidos a inmovilizaciones físicas y químicas.
En todo el mundo, los grupos minoritarios raciales continúan siendo atacados. Los efectos son obvios: pobreza, familias destruidas, jóvenes arruinados e incluso genocidio (destrucción deliberada de una raza o cultura). No importa cuán fuertes sean las suplicas o cuan sinceros sean los esfuerzos de nuestros líderes religiosos, nuestros políticos y nuestros maestros, el racismo simplemente parece continuar.
Sí, el racismo continua. ¿Pero por qué? En vez de luchar sin éxito para encontrar la respuesta a esta pregunta, hay una mejor pregunta que hacer. ¿Quién?
La verdad es que no comprenderemos completamente el racismo hasta que reconozcamos que dos principales e insospechados grupos están activa y engañosamente fomentando el racismo alrededor del mundo. El legado de estos grupos incluye tragedias a gran escala tales como el Holocausto Nazi, el apartheid en África y actualmente, la generalizada incapacitación de millones de niños en las escuelas con fármacos dañinos y adictivos. Estos grupos son la psiquiatría y la psicología.
En 1983, el informe de la Organización Mundial de la Salud declaró que: “…en ningún otro campo médico en Sudáfrica está el desprecio de la persona, cultivado por el racismo, más concisamente representado que en la psiquiatría”.
El Profesor de Psiquiátrica Comunitaria, Dr. S. P. Sashidharan, declaró: “La psiquiatría llega más cerca que la policía... en la búsqueda de prácticas y procedimientos que... discriminan a las minorías de grupos étnicos en el Reino Unido”.
La Dra. Karen Wren y el Profesor Paul Boyle de la Universidad de St. Andrews, Escocia, concluyeron que el papel del racismo científico en la psiquiatría a lo largo de Europa, tiene una buena base histórica que continúa en la actualidad.
Desde 1969, CCHR ha trabajado en el campo de los derechos humanos y la reforma a la salud mental, y ha investigado la influencia racista de las profesiones de la “salud mental” en el Holocausto Nazi, el apartheid, el ataque cultural de los Aborígenes Australianos, de los Maorís de Nueva Zelanda y de los Indios Nativos Americanos, y la actual discriminación contra la gente negra en todo el mundo.
Las ideologías racistas de la psiquiatría y psicología continúan encendiendo el fuego del racismo a nivel local e internacional en la actualidad.
Este informe está diseñado para elevar la conciencia entre las personas acerca de esta influencia dañina. El racismo no sólo se puede derrotar, sino que se debe hacerlo, si el hombre quiere vivir en una armonía real.
4- RESTRICCIONES MORTALES: ASALTO “TERAPÉUTICO” PSIQUIÁTRICO
Expresando lo obvio, no se supone que el “cuidado” psiquiátrico mate pacientes, y nadie espera que los pacientes se mueran en hospitales psiquiátricos. Sin embargo, esto es lo que sucede cada día, silenciosamente, bajo la mirada vigilante de los psiquiatras en instituciones psiquiátricas alrededor del mundo.
A Randy Steel de 9 años no le agrada bañarse en la instalación psiquiátrica, donde fue admitido. Como resultado del forcejeo Randy vomita y deja de respirar, mientras los miembros del personal lo restringen a la fuerza. Luego de revivirlo, fue rápidamente transferido a otro hospital donde muere al día siguiente. Más tarde los registros del hospital muestran que Randy ha sido restringido 25 veces en 28 días antes de su muerte. A pesar de la evidencia del flujo de sangre de su nariz, boca, ojos, ano y las contusiones en su cara y abdomen, nunca se hicieron cargos criminales. En la audiencia legislativa del estado, la mamá de Randy, Holly, mostrando las fotos de la autopsia de su hijo, suplica: “Yo espero que ningún otro niño tenga que morir así”.
El personal psiquiátrico forzó a la canadiense Stephanie Jobin de 13 años de edad (ya medicada con cinco drogas psiquiátricas diferentes) a ponerse boca abajo en el piso, empujaron un colchoncillo sobre ella, se sentaron para sujetarla y sostuvieron sus pies. Luego de luchar por 20 minutos, Stephanie dejó de respirar. Su muerte fue decretada como accidente.
Andrew McClain de 11 años de edad, murió de asfixia traumática (sofocación) y compresión del pecho cuatro días después de haber sido admitido en la institución psiquiátrica de Connecticut. Andrew había desobedecido las instrucciones del asistente psiquiátrico de moverse a otra mesa durante el desayuno. Acto seguido, dos miembros del personal lo restringieron poniéndose uno de ellos sobre el niño en un cuarto de reclusión acolchonado.
Los “procedimientos” restrictivos son las evidencias más visibles de las prácticas barbáricas que los psiquiatras escogen para llamarlas terapias o tratamientos. Y como estos ejemplos claramente demuestran, tal brutalidad psiquiátrica no se suaviza, como la compasión humana podría considerar apropiado, ni siquiera por el bien de la juventud.
Desde 1969, la Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos (CCHR) ha investigado y revelado las muertes resultantes directamente del “cuidado” psiquiátrico. Como una de sus primeras investigaciones, CCHR documentó 100 muertes inexplicables en los hospitales de Camarillo California y en el Hospital Metropolitano del Estado. Un hombre de 36 años de edad, fue encontrado muerto boca abajo en una cama donde había sido restringido con grilletes de cuero. Una anciana fue encontrada muerta en el armario de un hospital dos semanas después de que el personal informó a los familiares que ella estaba perdida.
Trabajando con legisladores y medios informativos, CCHR ayudó a revelar la espantosa verdad de que 150 muertes por restricción, solo en los Estados Unidos, ocurren cada año sin ser justificadas. Al menos 13 de las muertes durante un período de dos años fueron niños, algunos tan pequeños como de seis años.
Las medidas tomadas para frenar el número de muertes han tenido poco efecto. A pesar de la aprobación de regulaciones federales que limitan las restricciones en los Estados Unidos, durante los siguientes tres años otros nueve niños murieron por sofocación o paro cardíaco como resultado de procedimientos restrictivos violentos.
En Japón, se aprobaron regulaciones prohibiendo el uso de restricciones físicas en ancianos, después de descubrir que los hospitales psiquiátricos privados estaban encarcelando a la fuerza y restringiendo ilegalmente a pacientes ancianos. Aún así, la violencia continuó. El Dr. Masami Houki, jefe de la Clínica psiquiátrica de Houki en Japón, fue acusado de homicidio involuntario después de que le tapó la boca a una paciente de 31 años con un pañuelo de papel, le pegó con cinta adhesiva su boca, le inyectó un tranquilizante, le amarró sus manos y sus pies y la forzó a echarse en el asiento de atrás del auto, mientras la transfería a la clínica. Ella llegó muerta.
Houki es uno de los pocos psiquiatras- en verdad, uno de los pocos trabajadores psiquiátricos-que ha sido acusado con cargos criminales por muertes debido a procedimientos restrictivos violentos, llamados eufemísticamente “terapia restrictiva humanitaria”. Mientras tanto, miles de personas de todas las edades continúan muriendo por insensibles asaltos físicos en las instalaciones psiquiátricas alrededor del mundo.
La razón de esto es muy simple. “Asalto” es por definición un intento o intento aparente de infringir daño a otro usando fuerza ilegal, conforme a la capacidad de dañar a esa persona. “Ataque” se define como cualquier ataque ilegal u otro inapropiado uso de la violencia física o coerción infringida en un ser humano sin su consentimiento.
Los procedimientos restrictivos psiquiátricos y todos los otros procedimientos psiquiátricos, califican como “asalto y ataque” en todo aspecto, excepto en uno; son legales. La psiquiatría se ha ubicado por encima de la ley, desde donde puede asaltar y atacar a sus infortunadas víctimas con una completa falta de responsabilidad, todo en nombre del “tratamiento”.
Les invitamos a revisar este informe y sacar sus propias conclusiones acerca de los daños que causa la psiquiatría no solamente a nuestra salud mental sino a nuestras vidas.
Es imperativo que las autoridades de cumplimiento de la ley y los legisladores tomen acción para acabar con estas atrocidades.
5- ABUSOS A LA TERCERA EDAD: PROGRAMAS DE SALUD MENTAL CRUELES
En el mundo bajo presión de hoy, lo tradicional se sustituye muy a menudo con métodos más “modernos” para tratar con las exigencias de la vida. Por ejemplo, en otros tiempos, tareas tales como cuidar a nuestros padres y a nuestros abuelos las llevaba a cabo la comunidad, la iglesia y la familia. Hoy en día caen rutinariamente en manos de organizaciones tales como residencias o centros para la tercera edad. Confiamos en que en ellas, el personal calificado profesionalmente, cuidará a nuestros ancianos de la misma manera en que lo haríamos nosotros.
Indudablemente, la esposa y la familia de Pierre Charbonneau, de 67 años de edad, se sintieron así cuando lo llevaron de urgencia al hospital por haber sufrido un ataque de ansiedad severo; según se informó estaba relacionado con la enfermedad de Alzheimer. Al exhibir “agitación aguda”, le recetaron a Pierre un tranquilizante. Diez días más tarde lo transfirieron a una residencia para la tercera edad, en donde la dosis de la droga se le duplicó inmediatamente, y luego se le triplicó tres días después. Su esposa, Lucette, lo encontró completamente encorvado sobre su silla de ruedas, con su mentón contra el pecho, incapaz de caminar y apenas capaz de tragar unas pocas cucharaditas de comida en papilla.
Una farmacéutica alertó a Lucette de que su esposo posiblemente estaba sufriendo un daño irreversible del sistema nervioso causado por fuertes tranquilizantes. La familia llamó a la residencia y pidió que se le suspendiera la droga. Fue demasiado tarde. La lengua del señor Charbonneau estaba permanentemente paralizada, un doctor explicó después, que él nunca lograría recobrar su capacidad para tragar. El señor Charbonneau murió nueve días después. Se determinó que la causa de su muerte fue por ataque cardíaco.
Para aquellos que se proponen hacer arreglos para el cuidado de nuestros muy queridos padres o abuelos, es vital que sepan, que esta historia trágica no es una excepción en el cuidado de ancianos de hoy en día.
Cuando Wilda Henry llevó a su madre Cecile de 83 años a una residencia, “ella entró a este lugar tan bien como usted o yo podríamos estarlo”. En cuestión de dos semanas, después de que se le recetó la droga psiquiátrica Haldol, Cecile empezó a balbucear en vez de hablar, babeaba constantemente, temblaba violentamente y era incapaz de contener sus funciones intestinales. Se descubrió posteriormente que se le había aumentado 100 veces la dosis recomendada. Un médico concluyó que el uso excesivo de Haldol había causado estos síntomas, al igual que el daño irreversible en el hígado.
La realidad de la vida en una residencia o en un centro para el cuidado de los ancianos, con frecuencia está lejos de la imagen estilizada de residentes de la tercera edad siendo comunicativos, interactuando y estando interesados, viviendo en un ambiente encantador. Por el contrario, y con mayor frecuencia, el anciano de hoy en día que es internado en uno de estos centros, se ve sumiso, callado, como ausente, con una especie de carencia de vitalidad, tal vez mirando al vacío o profundamente introvertido y retraído. Aún sin drogas, estas condiciones se pueden originar utilizando el tratamiento electro convulsivo o de choque (ECT) o simplemente por la amenaza de restricciones dolorosas y degradantes.
Mas que ser el fracaso del personal de la residencia que cuida a las personas de la tercera edad, esto es el legado de la amplia introducción de tratamiento psiquiátrico en el cuidado de los ancianos durante las últimas décadas.
Considere los siguientes hechos acerca de los “tratamientos” que reciben:
Los tranquilizantes conocidos también como benzodiacepinas pueden ser adictivos después de 14 días de su consumo.
En Australia, a los ancianos se les prescribía drogas psicoactivas en residencias debido a que estaban haciendo mucho “ruido”, “querían irse de la residencia” o porque estaban “caminando de un lado al otro”.
En Canadá, de 1995 a marzo de 1996, se dieron 428.000 recetas médicas de un tranquilizante altamente adictivo, de las cuales más del 35% fueron para pacientes de 65 años de edad o más.
Informes de los Oficiales de Justicia de la Corona Británica revelaron que las benzodiacepinas son el mayor factor que contribuye, cada año, a las causas de muertes no naturales; más que la cocaína, heroína, éxtasis y todas las otras drogas ilegales.
Las drogas psicotrópicas tales como Ziprexa, Risperdal y Seroquel incrementan en los ancianos el riesgo de sufrir ataques al corazón y muerte, y tienen una advertencia en el envase que enfatiza su riesgo.
Los inhibidores selectivos de recepción de serotonina(SSRIs) son antidepresivos actuales que causan pensamientos y comportamientos suicidas. Según un estudio noruego, el Paxil (paroxetina), por ejemplo, es siete veces más probable que induzca al suicidio a los que lo toman, que a aquellos que toman un placebo (pastilla de azúcar).
En los Estados Unidos, las personas de 65 años reciben 360% más de tratamientos de electroshock que las de 64 años, porque a los 65 la cobertura del seguro del gobierno para electroshock entra en efecto.
Este abuso masivo en contra de las personas de la tercera edad no es el resultado de la incompetencia médica. De hecho las publicaciones médicas advierten claramente en contra de la prescripción de tranquilizantes para personas de la tercera edad, debido a los numerosos y peligrosos efectos secundarios de las drogas. Existen estudios que muestran que el electroshock reduce significativamente el tiempo de vida de las personas mayores. No se tienen cifras exactas de las causas de mortalidad, porque usualmente se reportan como ataques cardíacos u otras condiciones.
Este abuso es el resultado de la maniobra de la psiquiatría para colocarse en una posición autoritaria en el cuidado de las personas de la tercera edad. Desde esa posición, la psiquiatría ha perpetrado ampliamente el trágico y lucrativo engaño de que envejecer es un desorden mental que exige servicios psiquiátricos prolongados y muy costosos.
El resultado final de eso es que, en vez de ser queridos y respetados, muy a menudo nuestros ciudadanos de la tercera edad sufren la extrema indignidad de que su capacidad mental sea anulada despiadadamente con tratamientos psiquiátricos, o que sus vidas sean llevadas a un trágico y prematuro fin.
Esta publicación se presenta para desenmascarar la horrible realidad de que tales tragedias se repiten en silencio y frecuentemente en instalaciones para ancianos en todo el mundo. Esta traición que se les hace a los ancianos y a sus seres queridos no se debe tolerar en una sociedad civilizada.
INFORMACION
Estos Articulos Han sido extraidos de las investigaciones a nivel mundial de "La Comision de Ciudadanos por los Derechos Humanos": Siglas: "CCHR". Escritos por Jan Eastgate. Presidente de la Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos Internacional. En su Web usted encontrara, una serie de videos de las investigaciones y juicios y casos ganados a las farmaceuticas y hospitales. Usted tambien puede seguir leyendo en el area de Teologia, los temas "El Cristiano y la Psicologia" "El Mal: La Naturaleza del Mal - El punto de referencia Moral"; "El Libre Albedrio"; "La Verdad Absoluta".Como tambien; en VIDEOS en el area de SALUD; los videos:
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