
vISITANTE N°
La verdad hace libre
SALUD

1- ASALTO PROFANO: LA PSIQUIATRÍA CONTRA LA RELIGIÓN ¿En qué estado se encuentra la religión hoy en día?
En una ciudad americana, a los ciudadanos de la tercera edad se les dijo que no podían cantar canciones evangélicas, ni rezar a la hora de las comidas en el centro comunitario porque era un edificio público. Sólo después de una extensa demanda se reivindicaron sus derechos.
A una niña se le dijo que no les podía dar a sus amigos de la escuela, lápices que tuvieran la palabra “Jesús” impresa en ellos. Llorando le preguntó a su mamá, “¿Por qué la escuela odia a Jesús?” En el 2004, la Sra. Kelly Shackelford, Jefe del Consejo del Instituto de Libertad Legal, testificó en una audiencia sobre expresión religiosa del Congreso de los Estados Unidos, diciendo: Estos niños se dan cuenta. Se trata a su religión como si fuera una blasfemia. A estos niños se les está enseñando desde una temprana edad, que “mantengan su religión para sí mismos", “que eso es una porquería", “que eso es malo".
En marzo del 2004, el Parlamento Francés aprobó una ley que prohíbe que los niños lleven símbolos religiosos a las escuelas públicas, lo que incluye las pañoletas y velos que usan muchas niñas musulmanas, cruces que sean muy grandes y kipá judíos.
Obviamente, los ataques contra la religión existen, pero también son tan antiguos como la religión misma. Sin embargo, los informes sobre perversión sexual entre los clérigos que han inundado las noticias en casi todos los países del mundo, con demandas multimillonarias que se han presentado y ganado contra las iglesias involucradas, son algo completamente nuevo. Aquí, las iglesias enfrentan un ataque insidioso, que no sólo está minando su fuerza espiritual y material, sino que en algunos casos, amenaza su supervivencia inmediata.
Aunque este tipo de afrenta mortal es nueva, su origen se remonta a finales del siglo XIX. Fue en ese entonces cuando los psiquiatras buscaron por primera vez, reemplazar la religión con su “ciencia sin alma”. En 1940, la psiquiatría declaró abiertamente sus planes cuando el psiquiatra británico John Rawling Rees, co-fundador de la Federación Mundial de Salud Mental (WFMH), dirigiéndose al Consejo Nacional de Higiene Mental, declaró: “Desde la última guerra mundial hemos hecho mucho para infiltrarnos en las diversas organizaciones sociales en todo el país…y hemos realizado un ataque muy útil en un número de profesiones. Las dos más fáciles son naturalmente la profesión de la enseñanza y la Iglesia…”
Otro co-fundador de la WFMH, el psiquiatra canadiense Brock Chisholm, reforzó este plan maestro en 1945 dirigiendo sus ataques a los valores morales y pidiendo a los psiquiatras que liberaran “a la raza … de su paralizante carga del bien y del mal”. Al usurpar con malicia principios religiosos muy antiguos, los psiquiatras han saneado la conducta criminal y han definido el pecado y el mal como “trastornos mentales”.
En su libro La Muerte de Satanás, el autor Andrew Delbanco se refiere al casi desaparecido “lenguaje del mal” y al proceso de “quitarle el nombre al mal”. Hasta que surgió la psiquiatría, las sociedades habían operado con ideas muy claras sobre “el mal moral”. Hoy en día, sin embargo, escuchamos eufemismos como “problemas de comportamiento” o “trastornos de personalidad”. Delbanco los describe como nociones “… en las que el concepto de responsabilidad ha desaparecido y el ser humano es re-concebido como un componente con una función estipulada. Si no tiene un desempeño adecuado, está sujeto a reparación o a desecho, pero en realidad no se le involucra un sentido de culpabilidad…Nosotros pensamos en términos de ajustar la parte que falla, o si ha llegado demasiado lejos, de desecharla”.
Como resultado del plan subversivo de los psiquiatras contra la religión, los conceptos de comportamiento bueno y malo, de conducta correcta e incorrecta y de la responsabilidad personal, han sido tan vapuleados, que la gente hoy en día tiene muy pocas o ninguna pauta para inspeccionar, juzgar u orientar su conducta. Palabras como ética, moral,pecado y el malcasi han desaparecido del uso cotidiano.
Delbanco añade: “El repertorio del mal nunca ha sido tan vasto. Aun así nuestras respuestas nunca habían sido tan débiles…No podemos ver fácilmente al perpetrador…Los malhechores son difíciles de detectar…Así que el trabajo del demonio esta en todas partes, pero nadie sabe dónde encontrarlo…El mal tiende a perderse en el bullicio que sirve de fondo a la vida moderna…Sentimos algo que nuestra cultura ya no nos da vocabulario para expresar”.
Las consecuencias han sido devastadoras tanto para la sociedad como para la religión. No es que el mal en sí haya desaparecido (evidencia del mal o de la conducta destructiva, abundan esparcidos descontroladamente en la sociedad) y es tan difícil de encarar como siempre lo ha sido. Pero todos quieren vivir en una sociedad en la que el mal pueda ser definido y derrotado.
¿O no?
Durante más de un siglo, la humanidad ha sido, sin darse cuenta, el conejillo de indias del experimento deliberado de la psiquiatría de “la ingeniería social” que se concibió en el infierno. Este experimento incluye un ataque a las fortalezas religiosas y morales de la sociedad. No podía seguir adelante mientras el hombre pudiera concebir, expresar y tratar con el mal, con claridad. Eso es lo que yace insidiosamente detrás de la desintegración social actual. Y eso es el epítome del mal, enmascarado por la mayoría de las apariencias sociales externas.
Hasta hace poco tiempo, era la religión la que le proporcionaba al hombre las pautas morales y espirituales necesarias, para que él pudiera crear y mantener civilizaciones de las cuales pudiera estar orgulloso. La religión proporciona la inspiración necesaria para una vida con un sentido y propósito más elevados. En esta crisis, corresponde a los líderes religiosos dar los pasos decisivos.
Los hombres del clero necesitan liberarse del yugo del materialismo sin alma, generado por la psicología y la psiquiatría, y poner a la religión nuevamente en las manos de los religiosos.
De hecho, los líderes religiosos deben asumir esta responsabilidad, no sólo por la supervivencia de la religión, sino también por la supervivencia de la humanidad.
2- LA VERDADERA CRISIS EN LA SALUD MENTAL DE HOY
¿Qué tan preocupados deberíamos estar nosotros sobre los reportes de que las enfermedades mentales se han vuelto una epidemia, que afecta a una de cada cuatro personas en el mundo hoy en día? De acuerdo con la fuente de estos alarmantes reportes (la industria psiquiátrica) las enfermedades mentales amenazan con sumergirnos a todos y sólo puede ser controlada mediante el aumento masivo e inmediato de fondos. Advierten sobre los efectos desastrosos de las asignaciones retenidas. Lo que los psiquiatras nunca advierten es que el mismo sistema de diagnóstico que usan para crear la alarmante estadística, su propio Manual de Diagnóstico Estadístico de Trastornos Mentales-IV (DSM-IV) y su equivalente, la sección de trastornos mentales de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10), están bajo ataque por su falta de autoridad científica y veracidad y su casi singular énfasis en el tratamiento con drogas psicotrópicas.
EL Profesor Herb Kutchins de la Universidad Estatal de California, ubicada en la ciudad de Sacramento y el Profesor Stuart A.Kirk de la Universidad de Nueva York, autores de varios libros que describen las fallas del DSM, advierten: “Existen, de hecho, muchas ilusiones acerca del DSM y fuertes necesidades entre sus creadores, de creer que sus sueños de excelencia científica y utilidad se han convertido en una realidad…”
Lo “amargo de la medicina” es que el DSM ha “tratado infructuosamente de medicar demasiados problemas humanos”.
El Profesor Edward Shorter, autor de A History of Psiquiatry” (Una Historia de la Psiquiatría), declaró: “En lugar de dirigirse hacia el valiente nuevo mundo de la ciencia, el estilo de la psiquiatría del DSM-IV parece en algunos aspectos dirigirse hacia un lugar que no tiene vida”.
Hemos creado este informe y sus recomendaciones para aquellos que tienen la responsabilidad de decidir la financiación y el futuro de los programas de salud mental y cobertura de seguro, incluyendo a legisladores y otros con poder de decisión encargados con el deber de proteger la salud, el bienestar y la seguridad de sus ciudadanos.
Los resultados de la dependencia siempre en aumento por parte de los psiquiatras en el DSM, con su interminable lista de enfermedades para cada una de las cuales se puede prescribir legalmente una droga psiquiátrica, incluyen estas asombrosas estadísticas:
Veinte millones de escolares en el ámbito mundial ya han sido diagnosticados con trastornos mentales y se les ha prescrito con tratamiento de estimulantes similares a la cocaína y fuertes antidepresivos. El uso y abuso de las drogas psiquiátricas está surgiendo en todo el mundo: más de 100 millones de prescripciones sólo para antidepresivos se formularon en el 2002, con un costo de 19.5 mil millones de dólares (15.9 mil millones de Euros). Una de cada siete prescripciones en Francia incluyen una droga psicotrópica y más del 50% de los desempleados (1.8 millones) toman drogas psicotrópicas. Mientras tanto, dirigido por las estadísticas de enfermedades mentales derivadas del DSM, el presupuesto internacional de la salud mental se ha disparado en los últimos diez años. En los Estados Unidos, el presupuesto para salud mental se elevó de 33 mil millones de dólares (29.7 mil millones de Euros) en 1994 a más de 80 mil millones de dólares (72 mil millones de Euros) en la actualidad. El gasto para salud mental en Suiza aumentó de 73.5 millones de dólares (65 millones de Euros) en 1988 a más de 184.8 millones de dólares (165 millones de Euros) en un periodo de diez años. Alemania gasta actualmente más de 2.6 mil millones de dólares(2.34 mil millones de Euros) al año en “salud mental”. En Francia, los costos de salud mental se han elevado, contribuyendo en 400 millones de dólares (361 millones de Euros) al déficit del país. A pesar del gasto registrado, los países afrontan hoy niveles en aumento constante de abuso de niños, suicidio, abuso de drogas, violencia y crimen, problemas muy reales para los cuales la industria psiquiátrica no puede identificar sus causas ni sus soluciones. Se puede concluir, por tanto, que una reducción en los fondos para los programas psiquiátricos no causará un empeoramiento de la salud mental. Menos fondos para prácticas psiquiátricas dañinas causarán, de hecho, una mejoría en el estado de la salud mental.
La evidencia que aquí se presenta, ha sido extraída de médicos, abogados, jueces, psiquiatras, padres de familia, y otras personas activas en el campo de la salud mental y campos afines. El consenso de estos expertos es que las iniciativas psiquiátricas basadas en el DSM, tales como la ampliación de leyes de confinamiento involuntario y la expansión de los así llamados planes de salud mental comunitario, son dañinas para la sociedad en términos humanos y económicos. Lo mismo se aplica a programas tales como las pruebas selectivas de trastornos mentales de niños en edad escolar.
El argumento de que sólo el aumento de fondos curará el problema de la psiquiatría, ha perdido su tañido de realidad. A los campos de pericia que están construidos sobre afirmaciones científicas, se les requiere frecuentemente que presenten pruebas empíricas para respaldar sus teorías. Cuando los Centros para el Control de Enfermedades reciben fondos para combatir una enfermedad peligrosa, el financiamiento resulta en el descubrimiento de una causa biológica y en el desarrollo de un remedio. Existen pruebas biológicas para determinar la presencia o ausencia de la mayoría de las enfermedades corporales. Si bien es cierto que la gente puede tener dificultades mentales serias, la psiquiatría no tiene ni una prueba física y objetiva que confirme la presencia de ninguna enfermedad mental. El diagnóstico es puramente subjetivo.
Los muchos retos críticos que enfrentan las sociedades hoy en día, reflejan la necesidad vital de fortalecer a los individuos mediante alternativas funcionales, viables y humanitarias a las dañinas opciones psiquiátricas. Te invitamos a que revises por tu cuenta las alternativas que hemos incluido. Nosotros ofrecemos respetuosamente la información en este informe para su consideración, de manera que puedas sacar tus propias conclusiones acerca del estado de la salud mental y la habilidad de la psiquiatría, o la falta de ella, para contribuir a su resolución.
Rohit Adi, M.D.
Mary Jo Pagel, M.D.
Julian Whitaker, M.D.
Anthony P. Urbanek, M.D.
3- NEGLIGENCIA PSIQUIÁTRICA: LA SUBVERSIÓN DE LA MEDICINA
Alan I. Leshner, psiquiatra y antiguo jefe del Instituto Nacional del Abuso de Drogas declaró: “Creo que en la actualidad... tú [el médico] deberías ser encarcelado si te rehúsas a prescribir S.S.R.I.s (las nuevas clases de antidepresivos) para la depresión. También creo que dentro de cinco años deberían encarcelarte si no le das a los adictos del crack los medicamentos en los que estamos trabajando ahora”.
En muchos años de trabajo en la reforma de la salud mental, he hablado con cientos de médicos y miles de pacientes, mientras ayudaba a desenmascarar numerosas violaciones psiquiátricas a los derechos humanos. Sin embargo, hasta hace poco se me ocurrió la idea de que los derechos de los médicos también podrían estar bajo ataque. ¿Por qué debería ir a la cárcel un médico que se rehúsa a prescribir antidepresivos para la depresión?
Muchos médicos de cabecera han reconocido que hay numerosas condiciones físicas que pueden causar problemas emocionales y de conducta, y también han reconocido la necesidad vital de verificarlos primero. Por consiguiente, confiar en un antidepresivo para suprimir síntomas emocionales, sin buscar y corregir primero una posible enfermedad física que pudiera estar detrás de eso, simplemente sería dar a los pacientes una dosis de droga química, dejándolos con una enfermedad que podría empeorar.
¿Qué pasaría si un médico de cabecera o de familia diagnosticara correctamente y curara tal enfermedad física y la depresión desapareciera sin drogas psicoactivas? ¿Se podría entonces acusar a ese médico de no ser ético, o incluso acusarlo y encarcelarlo por la “negligencia criminal médica” de no prescribir un antidepresivo?
¿Te parece una locura? ¿Que esto no podría pasar? Bueno, tal vez. Pero parece que ya ha llegado el día en que un buen médico puede ser acusado de no ser ético por practicar la medicina ética. Hoy en día, a un médico, sea o no especialista, se le puede criticar, intimidar y tratar como un “marginado” por practicar una medicina diagnóstica tradicional y funcional.
Con los médicos en mente, esta publicación se ha escrito especialmente para aquellos que sólo quieran practicar medicina no psiquiátrica, médicos motivados por un gran propósito solícito en lo mejor de la tradición hipocrática, que desean que se les permita seguir adelante con su trabajo de cuidar de la salud de las personas al máximo de su capacidad. Es para médicos que se preocupan por el hecho de que millones de niños están tomando estimulantes adictivos prescritos, para un supuesto trastorno mental: el Trastorno del Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Hoy en día, la forma de pensar de la salud mental está omnipresente en la medicina general. Se debe en gran medida al “éxito” del sistema de diagnóstico psiquiátrico, el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de Trastornos Mentales (DSM-IV). Este sistema y la sección de enfermedades mentales de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10) han recibido una gran publicidad como una necesidad vital y son los estándares sobre trastornos mentales para los médicos que no son psiquiatras.
Pero aquí hay algo más. El sistema de diagnóstico psiquiátrico no llegó con un espíritu de respeto profesional a las tradiciones y conocimientos generales de la medicina y otras especialidades médicas. No hubo una carta de presentación que dijera: “Nosotros respetamos la santidad y superioridad de su relación con sus pacientes, y su deseo de darles lo mejor. Este es nuestro sistema de diagnóstico, por favor véanlo y en primer lugar convénzanse, basándose en su propia experiencia, de que vamos por el camino correcto. Esta es una ciencia válida.
Apreciaremos sus comentarios y su crítica constructiva. Por supuesto, pídanos ayuda si nos necesitan. Quedamos a su disposición en la búsqueda de una mejor salud, atentamente”.
En lugar de eso, de hecho llegó diciendo: “Aquí hay un niño con problemas mentales severos. Nuestros diagnósticos expertos ya están hechos, de modo que lo único que ustedes tienen que hacer es seguir nuestras instrucciones para la estricta prescripción de drogas y someterse a nuestra experta supervisión”. O puesto de otra manera, dice: “Al parecer, sus pacientes confían más en ustedes que en nosotros, de modo que esta es la forma en que deben diagnosticar las enfermedades mentales que ellos, sin duda, sufren”.
Esta es la violenta corriente oculta que indudablemente ha caracterizado a la psiquiatría desde la primera vez que asumió deberes de custodia dentro de los asilos hace 200 años. Esto se manifiesta de muchas maneras distintas, y donde quiera que se entremeta, es extremadamente dañina para la certeza, el orgullo, el honor, la diligencia, la iniciativa, la integridad, la paz mental, el bienestar y la cordura. Estas son cualidades por las que debemos luchar para que prevalezcan en todos los pacientes. Y para todos los médicos.
4- FRAUDE DE REHABILITACIÓN: ESTAFA DE LAS DROGAS DE LA PSIQUIATRÍA
¿Qué esperanza hay?
¿No sería algo bueno que hubiera una cura probada y que fuera universal para la adicción a las drogas? ¿Y acaso es posible?
Primero, definamos claramente lo que significa “cura”. Para el individuo una cura significa la ausencia completa y permanente de cualquier deseo, necesidad o compulsión abrumadoras, ya sea físico o mental, de consumir drogas. Para la sociedad significa la rehabilitación del adicto como un miembro congruentemente honesto, ético, productivo y exitoso. En los 70, la primera pregunta se pudo haber visto como algo extraño, sino más bien absurdo.
Las respuestas más comunes hubieran sido: “¡Por supuesto que eso sería bueno!”, y “¿Estás bromeando?”.
Sin embargo, hoy las respuestas son considerablemente diferentes. Un drogadicto tal vez conteste: “Mira, no me hables a mí de curas. He tratado todos los programas que hay y han fallado. Ninguno de ellos funcionaron”. O, “No puedes curar cosas hereditarias; mi papá era alcohólico”. Una persona inexperta te podría decir: “Ya lo curaron; metadona, ¿no es así?”. O, “Ya encontraron que la enfermedad del cerebro es incurable; tú sabes, como la diabetes, que no se puede curar." O incluso, “La ciencia descubrió que no se le puede ayudar; es algo que tiene que ver con el desequilibrio químico en el cerebro.”
La ausencia de la palabra, incluso la idea, de curar, sería muy notable, ya sea entre adictos, familiares de adictos, oficiales de gobierno, los medios de comunicación o en cualquier otra parte.
En su lugar están palabras como padecimiento, enfermedad, crónico, administración, mantenimiento, reducción y recaída. A los adictos en rehabilitación se les enseña a referirse a ellos mismos como “en recuperación”, nunca “curados". Dicho de diferentes maneras, la conclusión implícita que ha sido creada es que la adicción a las drogas es incurable y es algo que un adicto tiene que aprender a vivir con ella, o morir con ella.
¿Esta toda la esperanza perdida?
Antes de tomar en consideración esa pregunta, es muy importante comprender una cosa acerca de la rehabilitación de las drogas de hoy en día. Nuestra esperanza de una cura de la adicción a las drogas no está perdida; fue enterrada por una avalancha de información falsa y soluciones falsas.
Antes que nada, considera la propagación a largo plazo de las drogas peligrosas de los psiquiatras como algo “inofensivo”.
En los 60, los psiquiatras hicieron el LSD no solamente como algo aceptable, pero como una “aventura” para decenas de miles de estudiantes universitarios, promoviendo un falso concepto de mejorar la vida a través de las drogas “recreacionales” y que alteran la mente. En 1967, psiquiatras de Estados Unidos se reunieron para discutir el rol de las drogas en el año 2000. Nathan Kline, un psiquiatra con influencias en Nueva York, el cual sirvió en comités para el Instituto Nacional de la Salud Mental de Estados Unidos y para la Organización Mundial de la Salud, dijo: “En principio, yo no veo que las drogas sean más anormales que leer, música, arte, yoga, o veinte otras cosas; si es que asumes un punto de vista general." En 1973, Louis J. West, psiquiatra de la Universidad de California, escribió: “De hecho un debate va a volverse violento entre algunos científicos clínicos acerca de la pregunta de si el aferrarse al estado mental de libre de drogas, no es una posición anticuada para que cualquiera la mantenga, ya sea un doctor o paciente". En los 80, Ronald K. Siegel, psiquiatra de California especializado en drogas, hizo la afirmación indignante que estar drogado es una “necesidad”, “un impulso básico” de la misma naturaleza que el sexo, el hambre o la sed. En 1980, un estudio en el Comprehensive Textbook of Psychiatry (El Libro de Texto Comprensible de la Psiquiatría) afirmó que, “la cocaína consumida no más de dos o tres veces por semana, no causa un problema serio". De acuerdo al jefe de la oficina del Departamento Estadounidense Antidrogas en Connecticut, la creencia falsa de que la cocaína no era adictiva contribuyó al aumento dramático de su uso en los 80. En el 2003, Charles Grob, director de la psiquiatría para niños y adolescentes del Centro Médico Harbor en la Universidad de California creía que el éxtasis (droga de la calle alucinógena) era potencialmente “buena medicina” para tratar el alcoholismo y el abuso de las drogas. Hoy en día, las agencias reguladoras de drogas en todas partes del mundo, aprueban pruebas clínicas para el uso de las drogas alucinógenas para manejar cualquier cosa desde la ansiedad hasta el alcoholismo, a pesar de que se sabe que las drogas causan psicosis.
El fracaso de la guerra en contra de las drogas, se debe en gran medida al fracaso de parar uno de los traficantes de drogas más peligrosos de todos los tiempos: el psiquiatra. La triste ironía es que ellos también se han establecido en posiciones, que les permiten controlar el campo de la rehabilitación de drogas, a pesar de que ellos no pueden demostrar, ningún resultado por los miles de millones que les dan los gobiernos y legislaturas. Gobiernos, grupos, familias, y los individuos que continúan aceptando su información falsa y sus técnicas de rehabilitación, lo hacen a su propio riesgo. Se puede predecir de forma abrumadora, las probabilidades de que ellos van a fracasar en todos los aspectos.
La adicción a las drogas no es una enfermedad. Soluciones reales sí que existen.
Remover la información falsa de la psiquiatría acerca de las drogas y la adicción, no es solo una parte fundamental para restaurar la esperanza, es el primer paso hacia lograr una real rehabilitación de las drogas.
5- ESQUIZOFRENIA: LA “ENFERMEDAD” POR LUCRO DE LA PSIQUIATRÍA
La vida puede ser a veces un verdadero desafío. Puede ser de hecho muy dura. Una familia que se enfrenta a la situación de un miembro gravemente perturbado e irracional, puede volverse desesperada en sus intentos por resolver la crisis.
¿A quién pueden acudir cuando esto sucede?
De acuerdo con los psiquiatras, uno debería consultarles a ellos como los expertos en salud mental. Pero ese es un engaño, como muchos han descubierto.
La Dra. Megan Shields, una doctora familiar que ha ejercido la profesión por más de veinticinco años, y miembro de la Junta Asesora de la Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos, advierte lo siguiente: “Los psiquiatras no saben nada sobre la mente, tratan a las personas como nada más que un órgano en la cabeza (el cerebro) y tienen casi tanto interés en la espiritualidad, la medicina estándar y la curación, como un verdugo tiene en salvar vidas”.
En la película,Una Mente Brillante, se representa a John Nash, ganador del Premio Nobel, como una persona que depende de los últimos avances en drogas psiquiátricas para impedir una recaída a la “esquizofrenia”. Pero esto es ficción de Hollywood, pues el propio Nash niega la representación que se hace de él en la película, de que haya estado tomando los “medicamentos más recientes”. Al momento de recibir el Premio Nobel, Nash no había tomado ninguna droga psiquiátrica desde hacía veinticuatro años y se había recuperado naturalmente de su trastorno.
Esto no es para sugerir que cualquiera que esté tomando fármacos psicotrópicos recetados, debería deshacerse de ellos inmediatamente. Debido a sus peligrosos efectos secundarios, nadie debería dejar de tomar ninguna droga psiquiátrica sin el asesoramiento y la ayuda de un médico competente que no sea psiquiatra.
Deseamos destacar, sin embargo, que hay soluciones a los trastornos mentales graves que evitan los riesgos serios y los defectos inherentes de la psiquiatría.
Cualquier psiquiatra o psicólogo que afirme que: las "enfermedades mentales graves" no son diferentes a una condición cardiaca, una gangrena en la pierna o el catarro común, está mintiendo.
Como el Dr. Thomas Szasz, profesor emérito de psiquiatría en la Universidad del Estado de Nueva York, Syracuse, declara: “Si vamos a considerar la enfermedad mental como una enfermedad física, debemos tener evidencia bioquímica o patológica”. Y si una "enfermedad" ha de tener “relevancia científica, de alguna manera, debe ser posible abordarla, medirla o someterla a pruebas de forma científica, como con un análisis de sangre o un electroencefalograma [registro de la actividad eléctrica del cerebro]. Si no puede ser medida, como en el caso de... las ‘enfermedades mentales’, entonces la palabra ‘enfermedad’ es en el mejor de los casos una metáfora y en el peor un mito, y entonces ‘tratar’ estas ‘enfermedades’ es equivalente a... una actividad no científica”.
En la práctica, hay evidencia abundante de que las enfermedades físicas reales, con verdaderas patologías, pueden afectar seriamente el estado mental y el comportamiento de una persona. La psiquiatría ignora por completo este peso de la evidencia científica, prefiriendo asignar toda la culpa a enfermedades y supuestos “desbalances químicos" en el cerebro que nunca se ha probado que existan, y limita toda la práctica a tratamientos brutales que no han hecho otra cosa sino dañar permanentemente el cerebro y al individuo.
Al no conocer nada sobre la mente, el cerebro, o sobre las causas subyacentes de los trastornos mentales graves, la psiquiatría aún calcina el cerebro con electrochoque, desmembrándolo con psicocirugía e insensibilizándolo con drogas peligrosas. Completamente ignorantes de con qué están tratando, ellos simplemente prefieren la propuesta conveniente de “lanzar una granada de manos en un conmutador para arreglarlo”. Esto suena y parece impresionante, pero durante el proceso se destruye muchísimo de lo que es bueno, no curas nada pero cuesta miles de millones de dólares, que los contribuyentes pagan cada año.
Al destruir partes del cerebro, la persona es más dócil, pero menos viva. La perturbación mental original permanece en su lugar, sólo que reprimida. Esto es la psiquiatría en acción en el tratamiento de individuos trastornados.
Los datos en este informe son una advertencia para cualquier persona que pueda estar experimentando dificultades serias en la vida, o sabe de alguien que lo esté, y quien esté buscando respuestas.
Hay alternativas a los tratamientos psiquiátricos. Búscalas y apóyalas ya que pueden reparar y mejorar. Estas también funcionan. Evita la psiquiatría porque esta sólo desmembra y destruye. Y nunca funciona.
INFORMACION
Estos Articulos Han sido extraidos de las investigaciones a nivel mundial de "La Comision de Ciudadanos por los Derechos Humanos": Siglas: "CCHR".
Escritos por Jan Eastgate. Presidente de la Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos Internacional. En su Web usted encontrara, una serie de videos de las investigaciones y juicios y casos ganados a las farmaceuticas y hospitales.
Usted tambien puede seguir leyendo en el area de Teologia, los temas "El Cristiano y la Psicologia" "El Mal: La Naturaleza del Mal - El punto de referencia Moral"; "El Libre Albedrio"; "La Verdad Absoluta".
Como tambien; en VIDEOS en el area de SALUD; los videos:
1- Por el Dr. Peter Gotzsche: La industria Farmaceutica es crimen organizado
2- Los Dies mitos de la Salud Mental
3- La Falacia de la Psiquiatria-El Marketing de la locura.
4- La Psiquiatria Industria de la Muerte.
5- 12 Videos de Como se Ocaciona El Cancer y las Enfermedades.